Transpeluche, cuentos de un viaje
Al inicio de otro cuento dije que era átomos viajeros. En Barranquilla, ya no era sólo asunto de materia sino también de energía. Por una semana estuvimos en un patio y en una piscina vacía, fuimos unidades de energía. El movimiento, la sensación, el contacto, el calor, el sudor y el estudio peluchistico
permitieron desplegar estados simultáneos de la expresión de nuestros cuerpos.