La bruja es a la vez divinidad femenina, ferocidad femenina
y transgresión femenina. Ella es todo y ella es una.
Kristen J. Sollee
Escribir sobre la piel… el cuerpo es una escritura en la que, sobre un tejido abierto de médanos vivos, se construyen y crean territorios que la habitan y la pueblan. Todo territorio es una sensación que se imprime y ramifica: crea senderos y hendiduras, protuberancias que llamamos cicatrices, cada una con su propia historia, su propio dolor, su propia remembranza de supervivencia. Su propia vitalidad.
La primera morada que tenemos, nuestro primer y último hogar, es nuestro cuerpo. Casa llena de palimpsestos, historias, habitaciones, compartimentos, grietas, resplandores, arquitecturas quebradas, pasadizos serpenteantes, callejones en ondulación contingente. Estrías que albergan pasados en el presente. Éstas nos hacen pensar el cuerpo como un territorio que se habita, un conjunto de umbrales cambiantes, con sus propios recorridos, movimientos, agitaciones, entradas y salidas. Una cartografía.
Alma es una región telúrica, inesperada y misteriosa, que habita los bosques de la psique y las hogueras del pensamiento. En torno al fuego el tiempo hace su danza: un ritual y un sacrificio. Se queman las sombras del yo, sus malestares, sus contusiones espirituales y cutáneas. La piel es el puente artesanal entre los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire se abrazan en celebración de la noche de San Juan.
Aquelarre, prado de las Sibilas, de Pitonisas contemporáneas y al mismo tiempo de milenios, que logran renacer por una noche y transmitir la potencia negra de la Naturaleza. Ésta mora en la oscuridad, oscuridad que se hace a fuerza de transparencia, de desnudez. En torno de la luz de la noche, de la hoguera, se reúne una fuerza femenina enigmática y misteriosa que nos invita a una alucinación sensorial; a una lenta, sensual, erotizada subversión de todos los sentidos.
Erotismo de la visión, del paladar, de las luces y las sombras, dándose en un Parque de la Independencia que se transforma en monte Brocken, en el que la noche de Walpurgis renace al sonido de Vértigo Escena.
*Pablo García Arias, Docente investigador
Grupo Intertexto / Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Beca Experimentar, Arte, Ciencia, Tecnología
e Innovación para la Cultura Ciudadana



