Notas sobre «Dissectando»

En el permanente claroscuro, huella quizás, tal vez memoria, de una ambigüedad de la forma y el fluir de la misma en el movimiento, se dibuja esta pieza que se resiste tercamente a un análisis que refiera a su propio título. Cuanto más la pienso, más la encuentro re significada, un nuevo sentido cobra vigencia, otra voz se hace tangible.

Pero comencemos por exponer qué sucede. Un cuerpo pequeño, macizo y fuerte se dibuja mediante una tenue luz en el escenario, se insinúa apenas. El poder expresivo (o sugestivo) nacerá del movimiento, un fluir que nos remite a las contracciones de la mariposa en su capullo, al latir básico, vegetal y húmedo de la vida primigenia.

Luego asistiremos a un proceso de divergencia y desarrollo de nuevas formas cinéticas, que remiten a otras tantas expresiones de la energía vital; insectos, cachorros, fetos, vegetaciones vencidas y renacidas son evocadas a lo largo de este viaje, un viaje lleno de intuiciones en el misterio de las vías de expresión de la savia y la sangre.

A grandes rasgos, esto es lo que pasa, pero la pieza no se agota en su forma; las intuiciones, con todo su poder sugestivo, evocador, constituyen la fuerza fecundadora de este trabajo.

La manera como en algunos apartes se puede sentir que se asumela experiencia de tener un cuerpo como una pesada cargaes sencillamente demoledora, los abandonos a la potencia de la gravedad se perciben simultáneamente como penitencia y derrota, como si el placer del movimiento, ese placer tan primitivo, tan sensorial, del besar por ejemplo, pudiese a la vez ser fuente de dolor. Pero me surge aquí la duda, ¿este dolor de dónde vino?,¿este abandonarse a una fuerza ciega, irracional, es una proyección de un abandono de lo que se considera que es la verdadera naturaleza del ser? Como es de esperarse, no es la pieza la que puede contestar esto, por el contrario se encarga de hacer que uno se lo pregunte.

En otros momentos se tiene la impresión de que asistimos a una deconstrucción del movimiento en un gatillo gestual, no es la aproximación entomológica de la cámara lenta, o el tiempo congelado, es la exploración de la pulsión que contiene el germen y la energía para desplazar el cuerpo a otro estado, es como si se pudiera presentir el relámpago, como si se pudiera percibir la acumulación de fuerza y se vislumbrara la ruta de la descarga.

Finalmente, por así decirlo, en la pieza el cuerpo vence; lo sensorial, lo orgánico (vegetal y animal), se expande al llegar a un punto, similar en su forma, al inicio de la pieza, pero este cuerpo con historia ha sido marcado a fuego por su transcurrir entre los seres que en simbiosis lo han habitado, y sin embargo su savia y su carne son el alimento de un nuevo proceso que alimentará sus propios devenires y los de sus habitantes futuros, el cuerpo que ondula en el latido primordial nunca se agota.

Dissectando ha sido creada e interpretada por Jennyfer Caro, estudiante de cuarto año de la ASAB, quien contó con la asesoría de Eduardo Oramas. La pieza ha sido una de las ganadoras dentro del concurso coreográfico conmemorativo del día internacional de la danza, versión 2012, realizado en el teatro Camarín del Carmen.

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