Nektaria

El 18 y 19 de octubre, en Danza Común, se estarán presentando las piezas realizadas en el Centro de Experimentación Coreográfica 2019, con el apoyo de Orbitante Plataforma Danza Bogotá. A continuación, algunas de las imágenes e intensidades que acompañaron el proceso de creación de la obra de Claudia Rodríguez: Nektaria

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Por Claudia Rodríguez

LA    F L O R
E S    B R E V E,   E L    T I EM P O :   E L    T I E M P O   E S    I N TE R M I N A B L E .
D E C I R S E    M U ER T A,   N O M B R A R S E    M U ER T A
O L V I D A R S E    M U ER T A    Y    VO L V E R,
A    I N M O L A R S E.
A M B R O S Í A    P O ÉT I C A    D E    U N    C U E R P O   V I S T O 
P O R
L A    F L OR.


¿El lugar de la me-moria? ¿El lugar del olvido?

Lo que llamamos memoria es una trampa. Por eso perderla es el estigma de aquellos que han oído la música inaudible. Ahora olvida, olvida más. El peligro de parecer la que fuiste, de ser ésa u otra en tu imaginación. Olvida incluso el futuro. Como si vivieras por primera vez. Como si estuviera en juego la muerte, la promesa de que la muerte esconde un secreto. Eso que siempre supiste. Porque en realidad nada está oculto, salvo tú, todo el tiempo. Olvida el comienzo, el final, la historia que perdiste. Hasta que no quede nada, ninguna cosa o imagen te distraiga. Escucha tú eres el mundo. Tú como el río, eres el mundo. Toda su desgracia y abrumadora hermosura. La enfermedad y el canto de las piedras cuando las roza el agua y ellas tiemblan bajo la mirada del dios. La guerra y el hambre. La felicidad indecisa al fondo de las estaciones sin nombre. Olvida, olvida más. No hay mejor puerta para la única memoria que cuenta.  María Negroni.

Lugar de duelo y lugar oásis: Un lugar… Cuerpo insecto y cuerpo flor: Nektaria.  Memoria polvo y memoria humo: La danza.

Nadie.

 “la forma: emerge, brota, surge, nace, se manifiesta; de la sensación.”
¿Qué es sensación?, ¿acaso es la intuición en la piel misma?

La flor me ve y me refleja, me devuelve sensación y se desvanece entre la luz y la sombra.
La Flor…  la vieja flor. Me reconoce sin nunca antes verme y me mira.
Susurro: “Has estado siempre ahí, nunca me has dejado… eres la fuerza horizontal que alimenta mi peso”.
Y muero.
Y broto, e infinitamente me inmolo, renovando la sensación del volver a reconocerte.
Nuestra danza (la tuya y lamía), inicia con las nektarianas.  Ninfas danzantes polinizadoras y a su vez capullos desplegando pétalos suaves e invisibles, desplegando la potencia del deseo, AMBROSÍA.
Y la potencia encarnada en nuestros ojos, en los que me miro y me transformo para defendernos del exterminio: parpadea.
Tus ovarios lamprea se manifiestan para abrazarme, contenerme y escondernos, me anuncian y enuncian la luz, el destello cegador que me chupa como agujeros negros…
Estamos en el abismo, en el pantano de arenas movedizas que domina él mismo a la fuerza del centro de la Tierra. Y en este pantano buscamos todo aquello amado que se nos ha refundido. Buscamos la oscuridad profunda, tu y yo, solas.

El animal rígido percute, el animal rígido no escapa, el animal rígido hiperventila, el animal rígido arde, el animal rígido salpica la propia sangre…  
Por favor flor, roza mi origen, rasguña mi origen, y alcánzame.
Y, háblame. Háblame de sumisión, háblame de repliegues. Háblame con angustia, háblame con dolor y sufrimiento. Háblame, háblame.
Preséntate ante mí.
Te invoco.
Contigo entro en las tinieblas y sigo tu trayecto. Tu contagio.
Me cristalizo para volver al retorno, nos necesito flor.

Abuelitas felinas, yo no quiero hablar más en voz baja, enséñenme el rugir.
Enséñenme el grito, el canto firme que traspasa lo invisible,
enséñenme el vacío de silencios y préstenme sus alas. Se los pido por favor. 
Déjenme flor, y… volver
A
Morir e Inmolar
Morir de mí misma y en mí misma
Morir varias veces y
todas

SER Pelos, uñas, dientes, olor… que se desprenden, se deshacen y solo son
Enredar mugrosa lana
Polvo de anciana riega
Agonizante luciérnaga
Esqueleto aleteo

¿Qué soy? ¿Soy cuerpo?
¿Qué soy? ¿Puro deseo?
Soy susurro
y
El susurro es polvo
Polvo de polilla
Polilla que se precipita al fuego
Un círculo
Inevitable


DESTINO
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
—antes que lo devoren—(cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

Rosario Castellanos


C O R A Z Ó N
A L E T E A R    P O L I L L A
A D E N T R O   O S C U R O
L O S   P O R O S   A B I E R T O S
O B S E R V A R
D E S M O R O N A M I E N T O S

Memoria de la danza del platito de porcelana que baila cuando el padre lo hace girar como un trompo.
La bebé desbordada es atrapada en la emoción cosquilleante del platito que se me mete en su pierna.
El padre celebra y enloquece por tal demostración maravillosa de gracia y brillo. Muestra la danza de su bebé.
Deslumbra.
Bebé errante, niña errante, mujer errante, vieja errante.

El tiempo le da materia al devenir.  Eco del pasado, sin nostalgia.

L A    T R A M P A.  


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